A la Mártir del Trabajo
¿Ha caído en su puesto…lo mismo que un soldado
Evita, que a mi patria le dio su corazón…!
¡Hoy llora todo un pueblo! ¡El niño y el anciano…
obreros, estudiantes…! ¡Que angustia y con razón…!
¡Tan frágil…! ¡Que abnegada! ¡Que espíritu tenía…!
¡Que noble fue en su vida…! ¡Si todo lo brindó…!
Hoy yo me encuentro triste aquí en la Escuela mía…
¡El cielo está llorando…! ¡Mi Evita se murió…!
Hay llantos y emociones… ¡Algunos no la entienden!
El odio, el egoísmo se encuentra en todo Ser…
¡Si Evita era una santa…! ¡Por Dios…quien no comprende!
¡Su obra es una suerte que yo he podido ver…!
Escucho por la radio… ¡Un hombre es quien nos dice…
“Las veinte y veinticinco”… ¡Me acude una emoción…!
¿Cómo estarán mis viejos? ¿Igual que yo se afligen…?
¿Le llegaran las flores? ¿Le pedirán perdón…?
Ya duerme para siempre…! La Patria, me imagino
Como a sus grandes hijos… ¿Le brindarán honor…?
¿Aclamarán su nombre? ¡Oh…Evita de éste siglo…!
¡EVITA CAPITANA…! ¡EVITA…TODO AMOR…!
Esta poesía fue escrita en la Escuela Fábrica Nº26
Ciudad de Lincoln, en la noche del 26 de Julio de 1952.
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