Pancho Sierra era Payador?
Era Payador?
En la primera mitad del siglo pasado hay muy pocos payadores conocidos en el desierto pampeano y quien alcanza más larga fama fue sin duda Santos Vega.
Santos Vega, tus cantares
no te dieron fama y gloria
Más viven en la memoria
De la turba popular;
Y sin tinta ni papel
Que los salve del olvido,
de padre a hijo han venido
por la tradición oral.
Bartolomé Mitre
Por eso bien se ha destacado que hasta la aparición de Gabino Ezeiza el canto payadoril se caracterizó por ser anónimo.
Desde aproximadamente el año 1860 comienza a predominar el ritmo de milonga en los rasgueos guitarreros que hasta entonces era por “cifra”.
La payada de contrapunto, difícil arte a base de pura improvisación, se cultivaba por muy pocos elegidos que van dejando sus coplas de pueblo en pueblo.
Dice Sarmiento en Facundo:
“El cantor anda de pago en pago,
de tapera en galpón
cantando sus héroes perseguidos por la justicia,
los llantos de viuda
a quienes los indios robaron sus hijos en un malón reciente,
la derrota y la muerte del valiente Rauch,
la catástrofe de Facundo Quiroga
y la suerte que le cupo a Santos Pérez”.
Y está claro que en su casi totalidad tales “músicos” o “cantores” eran “orejeros”, vale decir desconocían la notación musical, lo que no les impedía expresar con belleza los temas de la tierra.
Dichas características, a las que hay que agregar la exclusión social que padeció el gaucho y el poco interés de las clases cultas en recoger este tipo de expresión de arte nativo, hicieron que se perdiera en gran parte este rico patrimonio cultural.
Los años de oro de los payadores pueden situarse entre 1890 y 1915.
Precursor de ellos fue Francisco (Pancho) Sierra, nacido en Salto el 21 de abril de 1831 y aquí también sepultado el 4 de diciembre de 1891.
Se ha dicho que la guitarra se adaptó a su temperamento mítico, producto de un amor no correspondido y sus sones lo acompañaron en sus recogimientos espirituales.
La noticia más antigua la he encontrado en un artículo titulado “El ocaso de los payadores” aparecido en la revista “Fray Mocho del 31 de enero de 1913”, dedicado a los payadores.
Aquí aparecen registrados los nombres de los más caracterizados, entre ellos Gabino Ezeiza, Nemesio Trejo, Juan de Nava, Ambrosio Río, Luis M. García, y Pancho Sierra “popular hacendado de Pergamino que fue un entusiasta cultor de la poesía campera” (así reza textual el correspondiente epígrafe de su foto).
“Tampoco canta Pancho Sierra.
La muerte se llevó al noble viejo,
en cuyo corazón brotaban las bondades tan espontáneas
y tan frecuentes como de sus labios los cantos.
¡Pancho Sierra!. Hacendado, payador, curalotodo
y amigo de todo el paisanaje de Pergamino
en 30 leguas a la redonda”.
Esto prueba bastante. Si a pocos años de la muerte de Sierra el autor de la nota lo califica de payador es porque existían al menos “mentas” en la época.
De lo contrario no habría lanzado la información en una revista de la categoría de Fray Mocho, incluyendo incluso su foto, en una galería de payadores pioneros cuando varios de ellos vivían y lo hubieran desmentido.
Otro importante indicio que hay que tener en cuenta es que a su estancia se acercaron famosos payadores.
José Betinoti estuvo en su estancia.
Lo prueba una payada que protagonizó con Francisco Bianco (Pancho Cueva) en el teatro Argentino de San Vicente el 25 de mayo de 1913, donde el taquígrafo del Congreso de la Nación Jorge Williams rescató versos que Amalia Sánchez Sívori transcribe en su Diccionario de Payadores”.
Allá en la norteña tierra
De Pergamino a la vista
Nació el gran naturalista
Llamado don Pancho Sierra,
Su obra inmortal mucho encierra
Para el alma y sus anhelos.
Mártir fue que en sus desvelos
De ninguno aceptó un cobre,
Era el doctor de los pobres
Con potestad de los cielos.
Betinoti:
Cuando con Vázquez sostuve
Aquella larga payada
Que el jurado por ganada
A mí me la dio, mantuve
Relación con Sierra, anduve
Unos días por su estancia
Era algo que enamoraba
Con la Mac-Cormic lindaba
De Rancagua a la distancia.
Bianco:
Después que Sierra murió,
Al que mucho conocí,
Anduve un tiempo por ahí
Porque Vera me invitó
Pa cantar, recuerdo yo,
En unas domas y yerras,
A los criollos de estas tierras
Les canté con artimaña
En el almacén de campaña
De los hijos de Pancho Sierra.
Todo esto corrobora que pancho Sierra tuvo algo que ver en los primeros pasos de las payadas o cantos pampeanos, aunque desgraciadamente no hayamos hasta ahora encontrado letras de su autoría ni referencias mayores de su guitarrear.
Finalmente digamos que pudo ser inspirador de una modalidad conocida de los primeros tiempos cual era “payar a lo divino”, que significaba incursionar en temas de Dios y metafísicos, lo que condice con su conocido temperamento mítico.
Por el Dr. Enrique C. Virto
(Historiador)
Salto y Su Historia
María Teresa Superno
Investigadora de campo