Con este título, se publicó una nota en el diario “El Norte” del 2 de agosto de 1976, con motivo de un nuevo aniversario del Club Compañía, escrita por Juan Barrios, en la que el autor recuerda, y a su vez le rinde un homenaje, a Compañía de 1939.
Comienza el relato con una original introducción, luego describe el contexto en el que se hallaba el Club ese año, su precaria situación económica, los esfuerzos para salir adelante, y la recompensa obtenida con los logros futbolísticos de varias de sus divisiones y, finalmente, una descripción, con fino estilo literario, de cada uno de los integrantes del equipo de primera división, campeón invicto de ese año, y uno de los mejores equipos de la historia del fútbol de Salto.
"Un puerto: Nueva York. Un barco, el "Gentleman". Y un extraño aparato. También un grupo de científicos y militares, en una muy fría mañana del mes de enero de 1950. La tripulación-incluyendo 3 científicos y un militar- la componían 58 personas. A las 8:20 horas fue izado a bordo el extraño aparato y a las 9:15 desde tierra dióse la señal de puesta en marcha.
Un zumbido primero, un ruido más fuerte después, luego llamaradas color naranja y, finalmente, una intensa humareda blanquecina. Habíase alcanzado un éxito asombroso: estaba funcionando la primera “Máquina del Tiempo".
Durante la experiencia, que duró exactamente 2 minutos y 51 segundos, el barco desapareció. Sin embargo el oleaje seguía golpeteando contra su casco invisible. Es decir que "estaba", pero no estaba. Además, días después, trascendió que el “Gentleman” había sido avistado en el océano Pacífico a miles de kilómetros del puerto neoyorquino, precisamente a la hora que se realizaba el experimento.
Cuando el buque reapareció, la alegría de los hombres de ciencia se trocó en tristeza. De las 58 personas embarcadas, 49 habían muerto y los 9 sobrevivientes se habían vuelto locos. Nunca más se habló del invento de referencia. Pero eso no significa que el proyecto haya sido abandonado definitivamente...
Años después, una serie televisiva de ciencia-ficción, nos mostró la posibilidad de transportarnos hacia otras dimensiones a través del “Túnel del Tiempo”. También, no hace mucho, hemos leídos opiniones de un sabio, respecto a las misteriosas desapariciones de buques y aviones ocurridas en el “Triángulo de las Bermudas”, también llamado “Triángulo del Diablo”, quien considera que se estaría en presencia de una fisura en la antimateria o, lo que es lo mismo para el caso, un andarivel hacia otra dimensión. Y, finalmente hay quienes definen al "Plato Volador" como una máquina del tiempo creada por una civilización más avanzada e inteligente que la nuestra.
Y honestamente confieso que me gustaría sobremanera disponer de una máquina del tiempo. ¿Saben por qué? Bueno, porque desearía volver a vivir lo acontecido en SALTO en el año 1939. ¿Por qué elijo tal año?...Bueno..., porque volvería a encontrarme con familiares y amigos entrañables, que ya no están entre nosotros. Bueno... porque deseo rescatar una estampa auténtica del ayer que me sirva de ruta viable para rendirle mi homenaje y mi admiración al Club Atlético Compañía General, y se, fehacientemente, que 1939 fue un año clave en su existencia. Como no dispongo de esa máquina, doy rienda suelta al corcel de mi fantasía y ya estoy recorriendo los caminos polvorientos del recuerdo...
Se vivía un momento sumamente difícil y el Club verdi-blanco no pudo escapar a ese común denominador. Además se estaba reponiendo de una grave crisis institucional, donde las pasiones exacerbadas habían resquebrajado su andamiaje.
Una figura señera, Don Ernesto Pereiro, tuvo valiosa intervención en la emergencia, y el Club Compañía General-cual Ave Fénix-resurgió de sus propias cenizas. Gente de condición modesta, en su mayoría aporte del cuartel cuarto, constituyó la nueva savia.
La tónica era no claudicar en la lucha y la consigna fue cumplida sin desmayos. A falta de recursos pecuniarios, cada cual volcaba su fe, su entusiasmo y su buena voluntad, fuese donde fuere su lugar de trabajo Todos se habían juramentado en sacar el club adelante y se extremaban para conseguir tal objetivo. Por eso no era de extrañar si se sorprendía a algún directivo poniendo las redes de los arcos, marcando la cancha, cargando con las bolsas de ropa y zapatos, o simplemente, brindando todo su fervor en las justas deportivas.
Reitero que el año fue muy difícil y parecía imposible que se zanjaran las dificultades, pese al titánico esfuerzo. Por ejemplo, la institución no disponía de sede propia y deambulaba de un lugar a otro. Tampoco tenía vitrinas para albergar sus copas y trofeos. Quien haya visitado su sede-en arriendo-de la Sociedad Francesa en aquella época, recordará que las copas, índice elocuente del triunfo del músculo y el espíritu, estaban caprichosamente esparcidas por las sillas y el piso de la sala de reuniones. También se me ocurre, al contemplar con orgullo la pared vitrina atestada de copas de hoy en día, que aquellas copas que se perdieron – de acuerdo al inventario- estarán en poder de algún aprovechado “coleccionista” que se dejó tentar por el desamparo en que entonces estaban...
Siguiendo con el año 1.939, diré que los sacrificios tuvieron recompensa. Después de tanta tormenta asomó el arco iris. La Diosa de la Buena Suerte le obsequió al Club con su mejor sonrisa y definitivamente se cosecharon bellas y aromadas rosas y muy pocas espinas.
La cuarta división revalidó su título de "Cuarta de Fierro", por su accionar imparable. La tercera obtuvo el certamen con gran solvencia, mostrando dos hombres fundamentales para tal logro: Gilberto Sterpetti mandando desde la zaga y con un winger derecho que sabía su oficio y que para integrarla viajaba, costeándose todos sus gastos, desde la localidad de Magdalena. Me estoy refiriendo a otro grande del Club Compañía General, a Lorenzo Vicenty.
Las sombras pasajeras de las desdichas que apuntara más arriba, quedaban disipadas viendo jugar a la Primera División. Un equipo a todas luces magnífico. No quiero la polémica y ni siquiera la busco. Es probable que Compañía haya alineado un equipo superior antes o después del año 1939; es probable reitero. Pero el conjunto cuyos nombres citaré a continuación perdurarán en los tiempos, por haberlo tenido todo, por haber exhibido los pergaminos más auténticos. Campeón invicto.
Ganador de copas y amistosos, figurando entre sus vencidos encumbrados equipos de la zona y una representación del Racing Club de Avellaneda, en cuya formación venían el buen arquero Martinucci, el centrodelantero Josellatto que descolló luego en Vélez Sársfield y también Arezo, integrante del combinado vasco.
He aquí los deportistas que conformaron el gran equipo de la divisa color esperanza:
Faustino Charrutti, un jugador excepcional en el cuidado de los tres palos. Él solo constituía un espectáculo y, como en el caso de Hugo Orlando Gatti el arquerazo actual de Boca Juniors, sus genialidades de super dotado eran celebradas por sus parciales y criticadas por los hinchas de los otros clubes.
Dos Mario reunía la zaga, y se complementaban a la perfección: Candi y Dordoni. El primero, verdadero "Rey del Área", abandonó muy joven la práctica del popular deporte. Al igual que Eduardo – el Príncipe de Gales- Candi dejó su reinado por un amor...En cuanto al otro Mario, excelente centromedio, tuvo la responsabilidad de cubrir el puesto que había dejado vacante nada menos que Américo Damonte. Su proceso de adaptación fue rápido y cumplió una labor que mereció el elogio sin retaceo.
“Los tres mosqueteros” de la línea media, igual que en la famosa novela de Alejandro Dumas, eran cuatro: Roncallo, Jauregui, Palacios y Acosta. Nombres para el relieve, indudablemente, que trazaron pincelazos de gloria para Compañía General utilizando la colorida paleta de la garra, el entusiasmo y la calidad, que también esparcía en buena dosis.
Y... ¡qué decir de la delantera! Sinceramente no encuentro el adjetivo que es menester para calificar el nivel de su merecimiento. Fútbol asociado en su mejor estilo. Las facetas más brillantes, la habilidad, el fervor...todo surgía, como de la galera de un mago, para plasmar acciones lucidas...de esas que entran por los ojos, se adhieren a la retina y van finalmente al corazón, donde se quedan para siempre en el rinconcito que reservamos para las cosas gratas.
El quinteto lo integraban "Loizo" Portillo, Pablo Soto, "El chino" Cepeda, "Toto" Fuentes y Tulio Portella.
Confieso que me cuesta seguir pulsando las teclas de la máquina de escribir. No soy impermeable y menos cuando me adentro en los campos de los recuerdos. Siento que me estoy mojando con la lluvia mansa de la emoción.
Ya voy en busca del punto final para esta nota. Pero antes me detendré un momento para batir palmas por aquellos fogoneros que no dejaron que se apagara el fuego sagrado de la comunicación, la sociabilidad y el buen deseo de promover reuniones bailables o artísticas en pro de un mejor acercamiento entre los asociados. Pocos nombres van a la cita, pero en los mismos condenso toda mi admiración por ese núcleo de 1939, con Don Gumersindo Roldán presidiendo el sector masculino y con la señorita Dolly Marsala, al frente de una deliciosa y eficaz Subcomisión de Damas. Al decir Emiliano Portillo, Oscar Blanes, Luis Petit Aguilera, Antonio Monaldi, Hector Simón H. Dellavalle y Marcelo Gottwald...pretendo que el acervo del club cobre vigencia por un instante. Son los pequeños ladrillos, aquellos que se colocan con más amor, los que dan firmeza a los edificios inconmensurables.
Hoy el Club Atlético Compañía General es una Entidad de vanguardia. Por todo lo hecho y por todo lo que continuará haciendo. Vientos propicios la acarician...Constituye un legítimo orgullo para Salto y un motivo de satisfacción para sus asociados y simpatizantes. Su historial deportivo es importantísimo, poseyendo pergaminos ilustres y prestigios muy sólidos...Sólo sería de desear que conserve también ese espíritu indomable y esa fe extraordinaria que esgrimiera exitosamente para superarse a sí misma en ese año difícil de 1939.
¡Muy Feliz Cumpleaños, Club Atlético Compañía General!
COMPAÑÍA-CAMPEON INVICTO 1939
Parados: OSVALDO JAUREGUI, MARIO CANDI, FAUSTINO CHARRUTTI, MARIO DORDONI, ANTONIO RONCALLO, JUAN CARLOS PALACIOS.
Agachados: EMILIANO PORTILLO, PABLO SOTO, GUILLERMO CEPEDA, EUGENIO FUENTES Y TULIO PORTELA.