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Bautismos por necesidad

Desde el punto de vista eclesiástico, la Capilla San Antonio del Salto dependió primero de la Iglesia y Viceparroquia San José de Arrecifes, que a las vez dependía del Curato de Santiago de Baradero. En noviembre de 1798 se erige la Viceparroquia San Antonio del Salto, comenzando a llevar libros propios, pero esto es tema que escapa al límite de esta reseña.

Bautismos por Necesidad



Excepcionalmente en casos de peligro de muerte, grave enfermedad, distancia, se autorizaba a bautizar a los Capitanes o algún particular. En Salto el Capitán Juan José Cañete bautizó por necesidad a Marcelo Roldán, Miguel Villarroel y M. Cardoso (1765).

Comenzaban a incrementarse los matrimonios celebrados en El Salto y hasta de naturales de España.

Dice el asiento de la Iglesia san José de Arrecifes "el 27 de febrero de 1764 Casé y Belé en la Capilla de San Antonio del Salto a Diego Billarín, natural de la Villa de Vigo en Galicia con Estefaniá Billareal(es Villarroel)".

Idem 23/11 "Casé y Belé en la Capilla del Salto a José Arce, marido que fue de Fca. Mendoza con María Farías, h. de Pedro y María Frías., T.: José Linares y José González".

También hubo entierros en dicha capilla como el de León Arce (1775) a quien "hízosele entierro cantado" por Fray Pablo Molina, Capellán del Salto.

En 1777 Fray Pedro Chaves expresa: "enterré privadamente en la Capilla del Salto, los cuerpos de Francisco Cañete, Amador Rivera y el Paraguayo Andrés, muertos por los Indios Pampas y fueron enterrados en dicha Capilla por evitar la tribulación de las gentes".

Otros Misioneros y Capellanes

Fr. Francisco Javier Espinosa (1773).
Fr. Pedro Antonio Martínez (1774).
Fr. pablo Molina (1774-1776) Capellán.
Fr. Pedro Frnacisco Chaves (1777).
Fr. José Castro y Borda (19/02/1777-1780) Capellán.
Fr. Antonio de Santa María (1779) Capellán interino (Dominico).
Fr. Antonio Pires (1780.1782) Capellán (Dominico?).
Fr. Pedro Francisco Chaves (02/09/1782-31/12/1797) Capellán.
Fr. Martín Rodríguez (1783) Capellán Interino.
Fr. Francisco Solana Baez (1797-1810) Capellán.

Fray José Castro y Borda ejerció con gran sacrificio, dignidad y valentía su cargo de Capellán Castrense en Magdalena, Ensenada, Salto, Rojas y como interino en la Parroquia de Pergamino.

Al mercedario Fray Pedro Francisco Chaves los vecinos le reconocieron públicamente además de la capilla de piedra que hizo constuir con su peculio "lo bien que ha desempeñado todas las obligaciones de su ministerio" (14).
Pero hay más, fué uno de los 18 sacerdotes que el 25 de mayo de 1810 firmaron el petitorio presentado al Cabildo, en el que se imponían los nombres de los que debían constituir la Primera Junta (15).

A Francisco Solano Baez desde fines de 1797 hasta octubre de 1810 lo encontramos oficiando de Capellán Castrense de la Guardia del Salto y como Vicepárroco en 1803.

El 25 de octubre de 1810 es designado primer capellán del Regimiento de Caballería de la Patria pasando al Regimiento de Dragones de la Patria y el 23 de abril de 1813 al Regimiento de Patricios con el que salió rumbo al Perú e hizo todas sus campañas hasta el 9 de septiembre de 1815. (16)

Desde el punto de vista eclesiástico, la Capilla San Antonio del Salto dependió primero de la Iglesia y Viceparroquia San José de Arrecifes, que a las vez dependía del Curato de Santiago de Baradero. Este último, el 28 de septiembre de 1780 -año siguiente de la visita de Monseñor Malvar y Pinto a Arrecifes- se dividió en los Curatos de Baradero, Arrecifes, Pergamino y San Pedro.

En noviembre de 1798 se erige la Viceparroquia San Antonio del Salto, comenzando a llevar libros propios, pero esto es tema que escapa al límite de esta reseña.

Resulta emocionante descubrir los nombres y apellidos de un puñado de primeros misioneros pobladores que se desenvolvían en solitario desierto, la historia se hace carne y se toca con las manos.

Durante el período tratado -apenas cincuenta años- los misioneros cumplieron con sacrificio, tesón y valentía el mandato de Cristo "Id y predicad el evangelio a toda la creación...", pués sembraron la semilla del cristianismo en el alma de aquellos "fieles diseminados" que transitaban por El Salto.

Como siglos antes San Pablo había evangelizado a los atenienses y a todo el mundo griego y romano, clavaron la cruz y evangelizaron a la humilde gente de la peligrosa frontera. Los frutos se palparon en el origen mismo, los primeros pobladores que vivían en humildes ranchitos fundaron un pueblo con alma cristiana que se mantiene hasta la actualidad, a Dios gracias.




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CITAS:

14.- Gumersindo Roldán. Conferencia sobre Historia de la Iglesia de Salto.
15.- Canonigo Dr. Ludovico García de Loydi. Los capellanes del Ejército. T.II pag. 155 nota 9.
16.- Idem pags. 34 y 35.





 

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